¡A sólo dos puntos!

Fernando Alonso abandona el GP de Italia tras romperse el motor de su Renault cuando iba tercero a diez vueltas del final. La victoria ha sido para un Michael Schumacher que se pone a dos puntos en el Mundial de pilotos. Kimi Raikkonen fue segundo y De la Rosa también rompió su motor y abandonó.

Lo peor que podía pasar para los intereses españoles pasó: Fernando Alonso no puntuó y Michael Schumacher ganó en Monza el GP de Italia ante más de cien mil incondicionales. Fue el final de un gran premio que nunca pintó bien ni para Renault ni para el piloto asturiano. Desde los problemas con el neumático y la aerodinámica en la calificación, pasando por la posterior denuncia de Ferrari y la sanción de cinco puestos, hasta el abandono por la rotura del motor del ovetense a diez vueltas del final cuando había logrado acceder a puestos de podio.

Este domingo de carrera empezó calentito. De todos es conocido el carácter visceral e incluso irreverente de Fernando, y aún caliente por la injusticia de los comisarios, de quitarle los tres mejores tiempos de la calificación por estorbar supuestamente a Felipe Massa en su vuelta buena, salió a escena, de la mano de Flavio Briatore, y con las imágenes en la mano, para decir que "Amo la Fórmula 1, las carreras, a los aficionados, pero nunca más consideraré esto como un deporte". Alonso, hastiado de los caprichos de la FIA y de sus comisarios, estalla, pero promete guerra.

Y vaya si dio guerra, hasta que la mecánica dijo basta. Alonso, saliendo desde la décima plaza, en vez de la quinta conseguida en la pista jugándose la vida con un monoplaza dañado y en los últimos segundos válidos de la calificación, realizó una salida marca de la casa, ganando cuatro posiciones en la primera vuelta y luchando por cada centímetro de asfalto y por cada milésima, peleando encoraginado con los Button, Heidfeld, Massa y Kubica, hasta culminar con un segundo repostaje heróico, al filo de lo imposible, saliendo en paralelo de la calle de boxes con Kubica y batiéndole en la aceleración pura y en reflejos.

Alonso había logrado meterse tercero a base de raza, de fuerza, de mala leche incluso, viéndose frenado siempre por coches a los que no podía adelantar en velocidad pura. Alonso rizó el rizo a pesar de que venía lastrado psicológicamente, sabiendo que de haber salido quinto, la mayoría de los simulacros de carrera le daban ganador.

Sin embargo, ya saboreaba el podio como una victoria, y ya se analizaban las tres carreras restantes, China, Japón y Brasil, con ocho puntos de ventaja, cuando el R26, el propulsor de Fernando Alonso se rompía, estallaba en una humareda blanca, regaba de aceite le frenada de la recta principal antes de la chicane, , y se bajaba sin poder hacer nada con sus manos, unas manos que demostraron una vez más que no hay nadie mejor ni más capacitado con un volante en las mismas.

Así, Michael Schumacher, que en el primer repostaje aprovechó para adelantar a un Kimi Raikkonen que rayó a gran altura junto con su McLaren, se dedicó a administrar su ventaja y cuidar su castigado propulsor para que le llevara hacia la victoria en su último Gran Premio de Italia, ya que dentro de tres carreras colgará el casco.

La victoria del campeón, favorecida por las decisiones de la FIA y los comisarios, es la número 90 en una carrera nefasta para los pilotos españoles, ya que vio como Pedro Martínez de la Rosa también rompía el motor a mitad de carrera.

Tras Michael y Kimi, el relevo generacional: el polaco Robert Kubica, que sustituó en BMW Sauber a Jacques Villeneuve, ha demostrado en un tiempo récord que no está aquí por casualidad, y su carrerón, premiado con un meritorio podio, lo dice todo.

En el Mundial, Alonso sigue líder con dos puntos de ventaja sobre Michael Schumacher. Quedan China, Japón y Brasil. La primera de las carreras asiáticas es el 1 de octubre, tres semanas para hacer el traslado y descansar, si se puede, y recapacitar para intentar lograr un título que a muchos les gustaria que ganase Michael en su retirada.

Fuente: Eurosport